Crónica de una muerte anunciada

Fue hace cuatro años cuando el Gallo regresaba de manera victoriosa a Primera División. Parece como si hubiera sido ayer cuando el Querétaro ganaba en el 2009 aquella dramática Final por el ascenso contra Mérida que se definió en la tanda de penaltis. Esa tanda de penales tan perfecta, tan pura, tan mágica. Esa tanda de penales en donde ningún Gallo falló. El ‘Pirata’ Castro marcó el primero, después Tridente metió el segundo, Giménez consiguió el tercero, Jonathan Piña acercó a los Gallos a la gloria al poner el penúltimo penal adentro de las redes, y finalmente Isaac Romo le dio la gloria entera al conjunto queretano al mandar al fondo de la portería el quinto penal.

Querétaro fue una fiesta total en aquel entonces, habían ascendido por segunda vez en su historia al máximo circuito.

Los de la Corregidora casi nunca fueron competitivos en la LigaMX, pero como todos los equipos, tuvieron su torneo de gloria, su torneo ‘hada madrina’, su torneo de ensueño. Fue en el Apertura 2011 cuando entraron a la Fiesta Grande del fútbol mexicano por primera vez en su historia. De la mano de dos grandes goleadores fue como Querétaro disfrutó del mejor torneo de su vida. Carlos Bueno como referente del equipo, el uruguayo pasó uno de los momentos más dulces de su carrera en los de blanco, pues fue el máximo goleador de los Gallos al marcar doce goles en aquel semestre. El otro goleador se encontraba en el banquillo, ídolo total del Club Deportivo Toluca. José Saturnino Cardozo recibió la oportunidad de dirigir a los Gallos ese año.

Se colaron a la liguilla como últimos de la tabla general, y en Cuartos de Final dejaron en el camino al Guadalajara. Los vencieron 2 a 1 en el partido de ida, y después en el juego de vuelta terminaron la hombrada empatando 0 a 0 en el estadio Jalisco. Liborio Sánchez fue el héroe en esa eliminatoria.

Después en Semifinales les volvió a tocar bailar con la más fea y se enfrentaron a los Tigres. Fue una apasionante serie, los Gallos sorprendentemente jugaron un partido de ida casi perfecto ante los de Sinergia, pero lamentablemente no pudieron marcar gol en casa y se tuvieron que conformar con un empate a cero goles. En la revancha los Gallos hicieron otro gran partido, pero un autogol grosero de López Mondragón los dejó en la lona. Querétaro ya no pudo levantarse de eso y terminó perdiendo el encuentro de vuelta 1 a 0, lo cual significó la eliminación de la liguilla para ellos.

A pesar de ese gran torneo que los Gallos nos regalaron, Querétaro nunca supo ser regular dentro del máximo circuito, pues a excepción del Apertura 2011, en sus demás torneos no pudo quedar arriba de los diez primeros lugares de la tabla.

Nacho Ambriz y sus pupilos ahora necesitan de dos cosas: ganar todos los partidos que les quedan por jugar y que el Puebla ya no sume en el torneo, pues un empate de los de la Franja dentro de estas tres últimas jornadas del Clausura, mandaría al Querétaro a la Liga de Ascenso MX. El panorama pinta feo.

No cabe la menor duda que Querétaro es una de las mejores plazas futboleras en el país y tiene una de las aficiones más fieles, que cada 15 días llena el estadio, pero eso no es suficiente para mantenerse en una división. Se necesita tanto como plantel y directiva comprometida, un proyecto serio de fútbol, economía, buen ojo para traer refuerzos del extranjero que realmente aporten, etc. Se necesitan muchas cosas para mantenerse, pero sobre todo inteligencia y eso jamás se tuvo en el entorno de los Gallos Blancos.

Victimas de sus propios errores hoy Querétaro está al borde del ocaso. No podemos negar que los Gallos han luchado como nunca lo han hecho esta temporada y están tratando de salvar como pueden cuatro años de malos manejos, malas decisiones y falta de compromiso de anteriores directivos. No podemos negar que el Gallo aún trata de cantar, cuando parece que el amanecer ya jamás llegará.

El Gallo agoniza, ya no canta como antes, pues el pico está dañado. El Gallo no pone huevos, eso es tarea de la Gallina, pero en esta ocasión el Gallo tendrá que esforzarse para tratar de ponerlos, en espera de que le puedan servir para salvarse. En espera de que en estos últimos tres partidos que quedan en el torneo ocurra un milagro, un milagro llamado salvación.