Continuamos con la historia de los Tiburones Rojos de Veracruz, que durante sus setenta años de vida han pasado por distintas etapas. Lee la primera parte de la historia del Club Veracruz en Tiburones Rojos de Veracruz, tradición de 1943 (I)

Después de su inminente descenso, el Deportivo Veracruz desaparecería por primera vez en 1953, cuando la Federación Mexicana de Futbol decidió desafiliar a los tiburones de la liga de ascenso debido a sus problemas económicos y porque no pudieron presentar un cuadro para jugar la Copa México de ese mismo año.

Los Tiburones Rojos de Veracruz iban a desaparecer en 1953, pero volverían al futbol mexicano ocho años en 1961, sin embargo, no sería la única vez que el equipo descendiera y desapareciera.

Para la temporada 61-62, después de ocho años de su desaparición, el Deportivo Veracruz regresó a la división de ascenso gracias a un grupo de aficionados y al empresario José Lajud Kuri. Prontamente los Tiburones Rojos regresarían también  a la primera división del deporte más popular en México: el futbol.

Para 1964, la FMF anunció la ampliación de la liga de 14 a 16 equipos. Los primeros cuatro lugares de la segunda división en aquella temporada 63-64 disputarían un promocional que llevaría al vencedor a la primera división de futbol mexicano; Veracruz sería uno de estos cuatro equipos y ganaría dicho cuadrangular para así firmar su regreso al máximo circuito.

El 7 de Junio de 1964 el club escualo jugaría de nuevo un partido de primera división, los tiburones empataron en la ciudad de Morelia con el equipo de dicho lugar que portaba el mismo nombre, a tres goles. El entrenador de aquel Veracruz era José ‘Che’ Gómez.

Para nada iba a ser glorioso el regreso de Veracruz a la Liga Mayor; el club se mantendría durante 15 años en ella salvando en varias ocasiones la categoría milagrosamente. Era increíble lo de los tiburones cuando hubo grandes jugadores como David Siles, Batata, Halcón Peña, Charro García, Guillermo 'Campeón' Hernández, Ricardo Munguía, Didi, Amaury Epaminondas, José 'Che' Gómez, 'Loco' Aussin, 'Bala' Hernández, David Tovar, De La Mata.

En la temporada 78-79 ni siquiera un milagro salvaría a los Tiburones Rojos de descender a la segunda división por segunda vez. Ocupando el último lugar con 22 derrotas, 83 goles recibidos y cinco entrenadores a lo largo de la campaña, siendo Odilón Mireles quien dirigiera los últimos partidos, Veracruz tenía que decirle nuevamente adiós a la Liga Mayor después de perder 5-2 ante Leones Negros de la Universidad de Guadalajara dos jornadas antes de que terminara la temporada asegurando un inminente descenso.

Además de un segundo descenso, vendría también una nueva desaparición. Veracruz jugó en adelante cinco temporadas en la división de ascenso para que después su franquicia fuera vendida a Yucatán, que se borraría del mapa años más tarde.

El puerto jarocho se había quedado sin futbol, pero “hierba mala nunca muere” y con su característica grandeza, Veracruz resurgió como el tiburón voraz que representaba. Fue así que en 1989, un grupo de empresarios comprarían la franquicia del recién ascendido Potros Neza y lo trasladarían a la “cuatro veces heroica”.

Los Tiburones Rojos de Veracruz volvieron a pisar un césped profesional al mando de Héctor ‘El Capi’ Sanabria el 10 de Septiembre de 1989, pero desgraciadamente perderían contra los Ángeles de Puebla.

Veracruz volvería a sufrir como equipo que recién ascendía, ‘El Capi’ fue cesado prontamente y antes de que el barco volviera a hundirse, Roberto Matosas llegó al equipo para convertir a los jugadores en unos auténticos tiburones que lograrían salvar la categoría finalizando la temporada 89-90 en el lugar 15 de la liga.

Aquellos tiburones que se quedarían por una temporada más en la Liga Mayor, lograron volverse imbatibles en su estadio y Jorge Comas, jugador del club en ese entonces, se llevaría el campeonato individual de goleo con 26 tantos, que lo colocaron como un ídolo del puerto.

 La esperanza y el futbol renacían entre los jarochos, un fenómeno estaba a punto de surgir, los estadios de México vivirían un hecho jamás antes visto, un apoyo incondicional que llenaba todas las canchas del país: la “tiburomanía”.