Si se le hiciera un sondeo al futbolista con respecto a cuál sería el adjetivo soñado con el que le gustaría que se le definiera, ¿cuál sería ese adjetivo? ¿Talentoso? ¿Hábil? ¿Diferente? ¿Innato para el fútbol? La realidad es que, fuera cual fuera el adjetivo preponderante, sería igual de presumible que los demás. Cualquier jugador que pueda ser definido por alguno de esos adjetivos, posee características tales, que debería sentirse afortunado al formar parte de un grupo selecto de futbolistas que no abundan. Esos futbolistas que son peleados por los clubes, porque son los que pueden definir el rumbo de una jugada, de un juego y hasta de un campeonato.

Por el contrario, ¿cuál sería el adjetivo con el que no le gustaría ser definido? ¿Complicado? ¿Problemático? ¿Difícil? ¿Displicente? ¿’Pecho frío’? En el mismo orden de ideas, cualquiera que fuese el ganador, sería igual de vergonzoso. Ese tipo de adjetivos, habla de los jugadores que están desperdiciando esa oportunidad que solo un puñado tiene, pero que muchos quisieran tener. A este tipo de futbolistas le huyen los clubes, le huyen los compañeros y hasta les huye la afición.

Entonces, viene el último cuestionamiento, ¿qué resulta de un jugador con todos los adjetivos –positivos y negativos– enunciados con anterioridad? La respuesta es sencilla: resulta Ángel Reyna. Reyna es el mejor ejemplo de un jugador con los adjetivos más halagadores del fútbol y también los más penosos. Su talento es tanto, que es imposible no pensar en él cuando de futbolistas diferentes se trata; su displicencia es tanta, que es imposible no pensar en él cuando de jugadores problemáticos se trata.

Exactamente hace diez años, Ángel Reyna comenzaba a labrar su carrera en el fútbol mexicano. Aunque con discreción al principio, su genial juego no tardó en salir a flote; primero en San Luis, después en Necaxa y luego en su regreso al equipo que le dio la primera oportunidad, América. Reyna, para muchos, era el ápice de esperanza que tenía el fútbol mexicano de contar con un nuevo Cuauhtémoc Blanco. Al menos, así lo hacía parecer su brillantez al ataque y su gran capacidad para definir encuentros por sí solo.

Desafortunadamente para todos –su club, la afición de su club, la afición de la Selección y él mismo–, las particularidades ajenas al buen juego de Reyna, también salieron a flote. El jugador que por sí solo podía marcar el rumbo de su club en un torneo, a su vez, era capaz de ningunear a sus compañeros en un arranque de impotencia, era capaz de salir por la puerta de atrás después de solo dar resultados a cuentagotas en un equipo y era capaz de hablar con una indiferencia enorme del club al que se debió en algún momento.  Si en América llegó a la cúspide, también en América comenzó a caer en picada. Y peor, la balanza ya es más pesada en el lado de lo negativo, que en el de lo positivo pues, si con los tres mencionados clubes logró demostrar cosas importantes, ya son cuatro en donde no ha demostrado nada o casi nada –Monterrey, Pachuca, Veracruz y Guadalajara–.

En el transcurso de la semana, Chivas ratificó a Ángel Reyna como parte del plantel que encarará el torneo Clausura 2015, mismo que resultará trascendental para el club, pues será el que defina la situación porcentual y mandará al peor equipo a la división inferior. Aunque Guadalajara pueda presumirse como el más fuerte infraestructuralmente hablando de entre todos los involucrados, las decisiones en torno al plantel tendrán que ser inteligentes con el fin de conformar una plantilla de calidad y lograr la suficiente unión grupal para afrontar un compromiso tan duro y desgastante.

Dicho lo anterior, no debería quedar duda; Ángel Reyna es de esos jugadores que engrosan a cualquier plantilla que quiera presumirse ‘de calidad’; de la misma forma, tampoco deberá quedar duda de que es de esos jugadores que pueden desgastar la ‘unión grupal’. Luego entonces, que la directiva rojiblanca le haya dado una segunda oportunidad, por el momento, es complicado de juzgarse con certeza.

Todo el entorno chiva tendrá que esperar el regreso del ‘buen’ Ángel Reyna; con él respondiendo, el paso del Guadalajara se allanará y no tendrá complicaciones para salvarse. Si, contrastando, es el ‘mal’ Ángel Reyna el que sigue preponderando, el entorno chiva se puede ir preocupando; aun cuando eso no implicará el inminente descenso, su camino a la salvación será más áspero.