La historia de los Pumas de la UNAM es basta en todos los sentidos. No solo ha enriquecido de jugadores al futbol mexicano, sino que la garra y la filosofía de juego que regó desde su ascenso a primera división ha enamorado a millones de seguidores que, día tras día, expresan su admiración al club de diferentes formas y con diferente pasión.

Pero al analizar fríamente el ascenso los auriazules a la gloria deportiva profesional, el inicio de la gran época del club fue a mediados de la década de los 70 y se fortaleció a principios de los 80. Con su único título de liga y dos subcampeonatos, aquel 1981 tendría una estrella especial en el seno universitario, ya que sería el despegue importante como institución.

Pumas empezó a tener una temporada de ensueño A la mitad de la campaña tenía una buena suma de puntos y peleaba las posiciones de honor con Tecos y Guadalajara. Llegarían nombres nuevos como Adhemar Benítez, Marco Antonio Luque y canteranos que subían como Juan Pablo Muciño y Martín Reyna, quienes no tendrían un papel relevante como los nombres que ya sonaban fuerte como Manuel Negrete, Luis Flores, Manuel Manzo, Ricardo Ferretti y el hombre de ese momento, Hugo Sánchez.

El equipo tuvo la oportunidad de participar como subcampeón de México en la, en ese momento llamada, Copa de CONCACAF. Un torneo que se dividía en tres grupos, el de Norteamérica, el de Centroamérica y el Caribeño. Los felinos se situaron en el primero, donde se enfrentarían la primera ronda contra el desconocido equipo del Sacramento Gold de los Estados Unidos, aunque no hay datos exactos de aquellos partidos, el equipo del Pedregal doblegó a los estadounidenses 3-0 en el global.

La tercera ronda seguiría para los universitarios contra el rival de casa, el Cruz Azul. El primer partido fue victorioso para los auriazules con gol de Manuel Negrete. Para el de vuelta, los felinos volvieron a derrotar a los cementeros ahora por 3-1, con goles de Luis Flores y el mismo Negrete, quien tenía sus primeros minutos con el primer equipo en el cuadro titular.

Manuel Manzo (Foto: Agencias)

El grupo final se jugaría en Tegucigalpa, Honduras y tendría a tres equipos disputando la copa. La Universidad de Honduras que serían locales, el Robin Hood de Surinam y los hombres del equipo, en aquel entonces dirigido, por Bora Milutinovic. Se jugó del 8 al 12 de febrero y Pumas fue el favorito para llevarse el torneo por el poderío del futbol mexicano y los rivales en turno.

Y los visitantes hicieron vale la condición que la prensa les colgó. El primer partido contra los caribeños fue una aplastante derrota por 3-0. El encuentro decisivo fue contra su similar universitario y no hubo mucha resistencia. Los goles de Ferretti y Sánchez lo convirtieron en el campeón absoluto del área en clubes. La primera copa internacional, lo que le daba un boleto para la mítica Copa Interamericana, aunque ese es otra página histórica de la que se hablará después.

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