Alonso Rene 'Manitas' Zamora nació en Guadalajara Jalisco, pero creció muy cerca de ahí, en Acatlán de Juárez. En el mismo lugar donde naciera Isidoro Díaz, una leyenda aún viva del balompié azteca. Desde que era niño se enamoró del balón, pero quizá, nunca imaginó que ese cariño lo llevaría a cumplir el sueño de muchos jóvenes. 

"Empecé a jugar muy chico, en el equipo del pueblo. Jugábamos torneos locales, después empezamos a jugar algunos torneos en Guadalajara, y fue ahí donde me vieron y me invitaron a hacer pruebas al Atlas. Me rechazaron un par de veces, y eso me hizo pensar que no debía jugar más al fútbol. Pero gracias a mi padre seguí jugando, fuimos a jugar un torneo donde me invitó un equipo llamado Lobos. El torneo lo organizaba Atlas, me vieron jugar y gracias a Dios me invitaron a quedarme. Llegué a los 15 años y debuté a los 17 de la mano de Ricardo Antonio Lavolpe".

Su debut se dio en el estadio 3 de Marzo, en un partido que ganarían los Zorros dos goles a cero. Alonso recuerda ese día como uno de los mejores de su vida. 

"En realidad no tengo muchas palabras, sólo recuerdo ese momento exacto cuando iba a saltar a la cancha y después la satisfacción de mi familia por haber cumplido un sueño que tanto había anhelado y por el cual me había esforzado tanto".

Las circunstancias del fútbol lo colocaron en Tigres, con una de las mejores aficiones del país, siendo aún muy joven y con la consigna absoluta de consolidarse. La adaptación se le facilitó por el recibimiento que le dieron en Tigres, lo cual lo sorprendió, pues no esperaba un arropamiento como el que recibió.

"Irme de Atlas fue difícil, porque fue el equipo que me vio nacer como futbolista, el que me dio la oportunidad de cumplir mi sueño. Además estaba en mi ciudad natal, cerca de mi familia. Pero la llegada a Monterrey no fue difícil, todos me recibieron muy bien, para ser honesto no esperaba que me tratarán de ese manera, así que la adaptación no se me complicó".

Después de un paso semi fugaz en Tigres, vivió la amargura del descenso de los Potros, y le genera nostalgia no haber recibido las oportunidades que él esperaba para ayudar a los azulgranas en la quema del descenso. 

"Me fui un año para Atlante, lamentablemente no recibí muchas oportunidades en la liga, y fue en ese torneo cuando el equipo se fue a la liga de ascenso".

Pero la vida está llena de revanchas, y con la juventud aún a tope, ha regresado a Tigres con nuevas ilusiones, con nuevas metas, con nuevos sueños, con renovadas energías.

"Regresé a Tigres el año pasado, y ahora sólo pienso en consolidarme en primera división, buscar una oportunidad en la selección mayor y jugar un mundial".

La vida de los futbolistas los llevan en ocasiones a lugares desconocidos, lejos del terruño, lejos del cobijo de la familia. Esa es la parte más difícil en la carrera de Manitas, que desde los 15 años salió de casa para buscar fortuna haciendo lo que más le apasiona: jugar fútbol.

"Me separé de ellos a los 15 años. Han sido momentos que ha nadie les deseo, eso de estar lejos de la familia. Pero gracias a ellos, estoy donde estoy, por su apoyo, su amor y estar de la mano de ellos y de Dios para lograr mi sueño".

Ya en la última parte de la entrevista, nos contó lo que ha sido y sigue siendo el fútbol en su vida. 

"El fútbol para mi es más que un juego; es pasión, entrega, emoción, apoyo, unión. Creo que el futbol te hace de él, tener otra familia que es tu equipo. El futbol es el deporte mas bonito del mundo".