El clásico nacional entre América y Guadalajara genera debates por doquier. Uno de los más añejos tiene que ver con el origen de la rivalidad entre estos dos antagónicos equipos. Algunos sitúan el inicio del odio deportivo casi a la par del comienzo del profesionalismo, cuando América venció al Guadalajara por 7-2 en el Parque Asturias el 20 de febrero de 1944. Otros atribuyen a Fernando Marcos el detonar la confrontación, tras burlarse del Guadalajara en agosto de 1959. Unos más sitúan el surgimiento del clásico en los años sesenta, con los duelos del “Campeonísimo Guadalajara” y los Cremas, recién adquiridos por Emilio Azcárraga Vidaurreta.

Todos esos momentos fueron episodios claves en la rivalidad entre Águilas y Chivas, pero hay un hito que marcó decisivamente el devenir de esta rivalidad. Ocurrió un 6 de marzo de 1955 en el majestuoso Estadio de la Ciudad de los Deportes. Se enfrentaron América y Guadalajara por la final de la Copa México en la temporada 1954-1955. Se repetía así la final de la edición anterior, en la que los Cremas habían vencido a las Chivas en serie de penales.

La revancha llegaba menos de un año después. Para los de Guadalajara era la oportunidad de dejar atrás el estigma de “ya merito” que no les permitía ganar su 1º título en el profesionalismo. En el lado del América se trataba de una oportunidad inmejorable para establecer una paternidad. Aquel fue el primer clásico que generó expectativa a nivel nacional. Sin duda, además del antecedente de la final pasada, influyó la participación de grandes jugadores como Emilio Fizel, Norberto Iácono, Juan Jasso y Adalberto “Dumbo” López. Guadalajara llegaba con 5 triunfos al hilo y América era el campeón del torneo.

Las tribunas del Coloso de Insurgentes fueron abarrotadas por los aficionados, quienes presenciaron un primer tiempo áspero y de pocas llegadas a la portería. La tensa calma se rompería al iniciar el segundo tiempo. El jugador americanista Manuel Cañibe al minuto 48 logró abrir el marcador, en una anotación que no estuvo exenta de protestas, al considerar los jaliscienses que existía fuera de lugar. En efecto Cañibe se encontraba en posición ilegal al momento que América cobró el tiro libre desde la media cancha, pero quedó claramente habilitado al rechazar la pelota Guillermo Sepúlveda, dejando así en buena posición al jugador crema.

A partir de ese momento América hizo gala de una gran defensiva, en la que destacó su portero Manuel Camacho. Dos veces pudo haber anotado Guadalajara por intermedio de Francisco Flores, pero el arquero crema lo evitó con excelentes atajadas. Tampoco pudo hacer el gol el histórico “Dumbo” López, quien estuvo bien marcado por Héctor Ferrari y Emilio Fizel. Los últimos minutos se agotaron ante la algarabía de los aficionados americanistas, que veían nuevamente a su equipo alzarse con el título ante el cada vez más odiado rival de provincia. El árbitro Crawford silbó el final, y América logró el bicampeonato que desató la más grande rivalidad del futbol mexicano.