1989 fue un año complicado para el futbol nacional. La sombra de los cachirules dejó fuera a la Selección Mexicana de la eliminatoria mundialista y la credibilidad de los directivos estaba por los suelos.

A pesar del duro golpe que esto representó, como la estrepitosa devaluación que sufrieron los derechos para las transmisiones televisivas, para la imagen del balompié mexicano, el nombre de un delantero puso el nombre de México en los quioscos europeos.

En ese entonces, Carlos Hermosillo, con 25 años, tendría su mejor temporada en el fútbol mexicano con las Águilas del América consiguiendo su quinto título de Liga y anotando 27 goles en la temporada 88-89. Además, había brillado en amistosos con la camiseta verde.

El interés del Standard de Lieja de la primera división de Bélgica tocó a su puerta. "A mí me busca el presidente a través de Giuseppe Rubolotta, quien después sería vicepresidente del Club América, pero en ese momento era promotor. Hacen el primer contacto conmigo y yo les presento a 'Panchito' Hernández (secretario técnico del América) y se empieza a gestar todo". El presidente americanista de aquella época era Emilio Diez Barroso quien "tenía que certificar lo que me correspondía por los años que había jugado".

En Coapa no le pusieron ninguna traba para salir al extranjero, al contrario. "Estaba casado y tenía a mi hijo Carlos que tenía tres meses. Llegue a Leija de la mejor manera; exigí las mejores condiciones las cuales me pagaron y, a la larga, fueron las que me perjudicaron porque yo era el que más ganaba del club".

'El Grandote de Cerro Azul' se fue a Bélgica con la ilusión de triunfar para "poder dar el salto y pasar a Italia o España".

Braems, primer DT de Hermosillo | Foto: tvcablenet.be
Braems, primer DT de Hermosillo | Foto: tvcablenet.be

Hermosillo, junto con su familia, hizo maletas para partir hacia el continente donde muy pocos futbolistas mexicanos habían jugado. El entrenador de 'Les Rouches' era Urbain Braems, "al cual le encantaba como jugaba. Incluso lo puso de ejemplo en algunos entrenamientos "sobre todo después de que jugué contra el Atlético de Bilbao en un amistoso (11/08/1989) donde hice dos goles y, curiosamente, se armó una bronca en el estadio y me correteó la gente".

Las cosas no podían haber comenzado mejor. Aunado al doblete en dicho partido de preparación, "el técnico estaba muy contento conmigo. Lamentablemente, los jugadores que no tenían actividad le hicieron 'hecho la cama'. Alegaron que no ponía orden el equipo, por lo que lo despidieron".

Al banquillo del Lieja llegó el alemán Georg Kessler. "De entrada cuando llegó, no tuve química con él. A pesar de que sí jugué algunos partidos y lo convencí para tener actividad, tuve una lesión de distensión de ligamentos que me tuvo parado casi seis meses" .

Kessler y Hermosillo | Foto: Foot Magazine (Oct. 1989)
Kessler y Hermosillo | Foto: Foot Magazine (Oct. 1989)

Los servicios médicos del club optaron por llevarlo con un especialista de la rodilla, quien se encargó de operarlo. A su regreso a los entrenamientos se encontró un panorama diferente. "Cuando vuelvo, ya tenía nuevos compañeros. Kessler me llama, algo que nunca se me va a olvidar, y me dice que los puestos no se pierden por lesión sino por baja de juego. 'Usted ha estado lesionado mucho tiempo. Me gustó su actitud cuando empezó a jugar conmigo, pero ya traje a otra gente'".

El entrenador mandó a Hermosillo a un equipo de reservas, "pero todavía no quedaba de mi lesión. Un día me recuperé y empece a hacer goles, pero el ambiente ya no era nada agradable por los jugadores, además de que todavía no dominaba completamente el francés. Me hicieron la vida imposible".

Como anécdota, el ex delantero explicó que en el último entrenamiento que tuvo, se vio orillado a reventar la nariz del arquero Gilbert Bodart. "Me quería lesionar al entrar fuerte. Yo le decía que ya me iba del club pero no entendía. A la tercera vez que lo hizo le metí un codazo". Estas fueron sólo algunas de las broncas con miembros del equipo. "Yo tuve la mejor disposición, entrenaba en las tardes aparte fisicamente y técnicamente. Mi intención era triunfar".

Bodart quiso lesionar a Hermosillo en un entrenamiento

Tras casi 12 meses, el sueño europeo vio su fin. "Hay momentos y tiempos para poder llegar a donde tu quieres". A pesar de solamente haber anotado dos goles oficiales (1 en Liga y 1 en Copa), Hermosillo considera que esa travesía "quizá no era mi momento, pero sí lo fue después porque crecí mucho al entrenar en Bélgica. Futbolísticamente fue un crecimiento muy importante para mi carrera". A su regreso a la patria, firmó nuevamente con América y a la semana "el Atlético de Madrid me quiso, pero yo ya no pude ir".

En la plática con VAVEL México, Hermosillo aceptó que su historia en Bélgica no fue contada en su totalidad. "Para los medios de comunicación, en ese entonces, el fútbol belga no les interesaba tanto. Es como ahora, no hay muchas notas de (Guillermo) Ochoa". También recordó que cuando estaba por irse a Valonia "le preguntaron a Hugo Sánchez por mí y el dijo '¿Quién es Carlos Hermosillo?'".

A su regreso de Europa, Hermosillo consiguió siete títulos nacionales e internacionales a nivel de club; disputó dos Copas del Mundo y consiguió un tercer lugar en la Copa Confederaciones de 1995.

Trescientos dieciocho goles después de aquel infortuito paso por Bélgica, Hermosillo recapacita: "Afortundamente el único responsable de las decisiones de mi carrera fui yo".