Dentro de los jugadores que han vestido las camisetas de Pumas y Puebla se encuentra uno de los futbolistas más recordados en la historia del futbol mexicano: Jorge Campos. El guardameta si bien vivió sus primeras experiencias como profesional al lado de los universitarios, para luego volver en tres ocasiones, en el ocaso de la carrera militó para los camoteros.

El acapulqueño debutó en 1988 con los del Pedregal y comenzó a brillar como un revulsivo para la portería, era el futuro de la institución. De hecho, en su primera etapa, fue campeón de una Concachampions y una Liga. En cambio, cuando disputó minutos como delantero (a partir de la 89-90) acumuló 16 goles con el dorsal 10.

Campos fue todo un referente en esos años bajo el arco universitario, no fue sorpresa que se convirtiera en el arquero titular de la Selección Mexicana y disputara el Mundial de EEUU 1994. El portero pasó desde el 95 por Atlante, LA Galaxy y Cruz Azul antes de regresar al club que le vio nacer en el verano 98.

Después volvió a la MLS para una temporada, regresó a Pumas, se fue de nuevo a principios de los 2000 a Tigres y con los Potros de Hierro. El último regreso del “Inmortal” ocurrió en el Invierno 01 y aunque estuvo sólo un año, su contribución fue de 33 partidos jugados.

Cayó en la Angelópolis en 2002, su último equipo: ahí dio muestra de utilizar, una vez más tanto en la portería como en la delantera. En su estancia con el equipo poblano que tuvo muchos altibajos, recibió 29 goles y generó opiniones divididas, pues algunos lo vieron como un buen jugador y otros como un desastre dentro de la institución, ya que argumentan que nunca mostró mucho interés en jugar para La Franja. Al final, se retiraría en el Clausura 2003 relegado a la banca, Martín Zúñiga le había ganado el puesto.