Hablar de César Delgado es hablar de baile. Bailes que planeaba con sus compañeros para festejar un gol cuando era “pibe”, bailes cuando se inventaba amagues contra los rivales en la cancha.

Ver la camiseta 19 en el Estadio Azul generaba una sonrisa. Cruz Azul podía ganar o perder, pero no había un juego en el que el “Chelito” no regalara un arreglo para la grada. De 2003 a 2007 hubo magia en el equipo celeste en los pies del rosarino.

 

Johan Corona: ¿Qué es lo primero que aparece en tu mente cuando escuchas “Cruz Azul”?

César Delgado: El primer entrenamiento. Es un lindo recuerdo para mí en lo personal porque llegaba a una institución importante de México. Era la primera vez que yo salía del país. El primer entrenamiento que fue en La Noria, haciendo un torito con ilusión de poder destacarme en el futbol mexicano. Tengo ese hermoso recuerdo.

 

JC: ¿Cómo se da tu llegada a Cruz Azul? ¿Cómo fueron las negociaciones?

CD: Recuerdo que en un partido jugando en primera, teníamos que jugar con Independiente acá de local y me habían dicho que iba a venir un agente de México a ver el partido, que me venían siguiendo…

En ese partido estuvo, si no mal recuerdo, Benito Pardo. Ganamos 1-0 con gol de “Lucho” (Luciano Figueroa) y el centro lo había hecho yo. En ese partido no me tocó andar bien, creo que habré tocado la pelota del centro nomás (risas).

Las negociaciones se fueron dando, me habían dicho que a Benito Pardo le había gustado cómo había estado, pero para mí yo no había hecho un buen partido. No fueron difíciles las negociaciones. Tenía otra opción para ir a Italia, al Siena, que recién ascendía. Me incliné por el Cruz Azul porque a los que preguntaba y conocían del futbol mexicano, y conocían la institución me decían que era como un River (Plate), un Boca (Juniors), en México.

César Delgado y Luciano Figueroa en Rosario Central

JC: Te veíamos por izquierda y por derecha en Cruz Azul. Desequilibrabas, centrabas, anotabas… ¿En qué zona te sentías más cómodo?

CD: Yo me sentía cómodo jugando libre, como lo hacía en Cruz Azul, siempre lo hice así. En Rosario (Central) también. Siempre con un 9 de área, pero obviamente siempre me sentí más cómodo por derecha, pero no tenía problema con jugar libre adelante tanto por izquierda o por derecha porque era mi forma de jugar y la forma que me pedían los entrenadores.

Por derecha me sentía más cómodo para poder centrar bien y porque es el perfil que yo manejo. Si me iba por izquierda tenía la posibilidad de tirar centros con zurda también, no me incomodaba jugar por izquierda, así que tenía un poquito de ventaja porque podía manejar bien la zurda.

 

JC: ¿Qué te gustaba más? ¿Asistir o anotar?

CD: Lo que más me gustaba era encarar, y pasar a uno y pasar a otro y luego el centro. Más allá de la asociación lo que más me gustaba, y siento que era lo que mejor me salía, era encarar a un defensor y tirar el centro y que sea gol. Eso era lo más lindo que podía yo disfrutar. Un pase de gol se disfruta más que un gol convertido.

 

 

JC: ¿En qué situación te desempeñabas mejor? ¿A campo abierto o en espacios reducidos?

CD: Depende de cómo era la jugada también…

Por ahí en campo abierto el defensor te gana y por ahí en espacio reducido puedes salir de esa situación, tirás el centro y es gol. Y en ese momento la jugada no la prepara uno. En cualquiera de los dos momentos.

A veces puedes salir de una situación; de una, sí de otra no. Es difícil poder elegir eso. La ventaja siempre la va a tener el delantero a campo abierto, en el mano a mano tenés más posibilidades de ganar que en la parte de espacio reducido. Me incluyo más por el mano a mano y a espacio abierto.

 

JC: Se te recuerda tu paso en Cruz Azul por formar duplas con jugadores como Luciano Figueroa, Gabriel Pereyra, Francisco Fonseca, ¿Había alguno con el que tenías mejor química en la cancha?

CD: Depende de qué partido. Con todos me llevé muy bien. Con Pereyra, él siempre me buscaba a mí porque tenía también la facilidad de sacarse a un jugador de encima. Siempre me buscaba por afuera o por adentro para asociarnos a jugar. Con “Lucho” igual me he entendido muy bien. Con él me entendí mejor en Rosario que en Cruz Azul. Con “Kikín” (Fonseca) hicimos también una buena dupla. Yo creo que con los tres que me nombrás me pude adaptar a ellos y ellos a mí.

Con Cesáreo Victorino también…Han pasado muchos jugadores. Richard Nuñez también. Con John Restrepo, que jugaba en el centro, y siempre me buscaba…

César Delgado y Francisco Fonseca

JC: ¿Qué aspecto crees que podías mejorar en tu juego en Cruz Azul?

CD: Si tenía algo para mejorar… sí, siempre uno quiso mejorar pero no sabía. Yo creo que lo que he mejorado después con el tiempo es el retroceso. El poder defender. Yo no tenía ese espíritu de ser defensor o de poder pararme bien en la cancha para defender grupalmente. Era una de las falencias que tenía, que después con el tiempo las corregí en la Selección Argentina con Marcelo Bielsa.

 

JC: ¿Cuál es el recuerdo más marcado que tienes de tu estancia en Cruz Azul?

CD: Lo que más recuerdo son los que se ven en internet, los goles. Si yo me pongo a revisar, revisaría más las jugadas, pases de gol que han llegado a convertir algún compañero, delantero o volante. Alguno del “Kikín”, de “Lucho”, de Richard, del “Místico”, seguro que ha de haber...

Goles con Chiapas, con Pumas, con Atlante, hay cosas lindas para recordar…

El que todos recuerdan es el de Chiapas. Pero también hay otro que le hago a Pachuca que arranco de media cancha. Ese es uno, pero después en el segundo tiempo hago una jugada y también es lindo gol que le pegó de fuera del área.

Si vos me ponés a elegir, elijo el de Chiapas por las condiciones de ese partido… había 40 grados de calor, fue lindo…

César Delgado en un jugo ante Atlante

 

 

JC: ¿Cómo recuerdas ese gol?

CD: La jugada se fue dando porque ya terminaba el partido, hacía mucho calor, nos estaban chacoteando el rancho, creo de un corner…nos estábamos defendiendo. Nos estaban atacando por todos lados y con ese gol pudimos cerrar el partido.

(Salvador) Carmona iba por el otro lado. Después de un enganche, vuelvo a enganchar por izquierda. Pero en el primer enganche entraba Carmona solo y sinceramente creo que lo vi y no se la di. Volví a enganchar. Vi de reojo que venía una camiseta azul… (risas) decidí terminar yo la jugada y por suerte terminó en gol.

Nos estaban cacoteando el rancho. Parecía que nos empataban. Fue lindo gol…había mucha gente en la cancha, lindo ambiente…

 

JC: Durante el tiempo que estuviste en Cruz Azul hubo posibilidad de regresar a Argentina, ¿por qué decidiste quedarte?

CD: Porque estaba muy bien, yo me sentía contento, bien. Siempre hubo posibilidad de volver a Argentina cuando estaba en Cruz Azul. No solo de Rosario Central, siempre hubo sondeo de River, de Boca hubo reunión y todo; y no es que no se haya dado, es que yo haya decidido que no porque estaba muy bien en el Cruz Azul y porque estaba satisfecho con lo que estaba haciendo. Más allá que uno siempre buscó coronar grupalmente…

 

JC: ¿Hay algún futbolista de Cruz Azul, de otra época con el que te hubiera gustado coincidir?

CD: De Cruz Azul que no me haya tocado jugar… sería algún delantero mexicano. Se me viene a la cabeza, por lo que significa en Cruz Azul, un jugador importante… se me hace un jugador distinto cuando lo hizo Palencia, por ejemplo. Me hubiera gustado jugar con él.

 

JC: De los últimos argentinos que han llegado a Cruz Azul, ¿hay algún futbolista que te llame la atención su juego?

CD: El último jugador que se ha destacado en Cruz Azul es el “Chaco” (Christian Giménez). Es el jugador más reconocido por lo que tengo entendido por la prensa y por lo que se habla.

No me gustó la forma en que se fue, porque la gente lo quería mucho. Es un jugador que dio mucho por el club y creo que no era la forma, pero eso…no soy yo para decirlo.

Tenía carisma, era el capitán, daba la cara por el equipo… No hay otro. La gente lo adopta así, la gente elige a ese jugador.

Christian Giménez disputa un balón con César Delgado

JC: ¿Cómo se da tu salida de Cruz Azul al Lyon de Francia?

CD: Me acuerdo que había ido un francés, me había comentado que iban ir a verme…

Un francés que era un director deportivo. Creo que estábamos en liguilla con Pachuca…

Había ido a verme en Pachuca, porque jugamos ahí primero y luego en el Estadio Azul. No recuerdo bien el partido…

Se dieron las negociaciones, yo dije que sí, que quería ir, que era una oportunidad linda para poder ir al futbol de Europa. En mi cabeza estaba poder jugar Champions (League), y el Lyon todos los años jugaba Champions, y por eso era también el deseo de poder irme. Por eso digo que también soy un agradecido. Gracias al futbol mexicano pude ir a Europa.

César Delgado en enfrentamiento con el Lyon ante el Real Madrid

JC: Te vas jugando de una forma y regresas jugando de otra con Rayados de Monterrey. ¿Cómo se da este cambio?

CD: Lo aprendí. Con la época de Bielsa aprendí a jugar de extremo. Y ya la sabía manejar esa posición, y fue lo que me pidieron acá en Francia. Jugar de extremo haciendo toda la línea. Fue ahí donde me convertí más en volante a jugador libre como lo hacía en el Cruz Azul; donde no tenía necesidad de jugar de volante como lo hacía acá en Francia. Me adapte a lo que me pedía el técnico.

Como decís vos, me viste más de volante que de delantero libre en Monterrey. Hoy to dos los equipos juegan así; con un nueve, dos extremos y dos o tres volantes en el medio. En Francia fue donde me adapte a jugar en esa posición: o me adaptaba o me tenía que volver a mi casa (risas).

Fue tanto que me adapté que ya no pude salir de ese rol, tanto por izquierda como por derecha. Es más: terminé jugando más por izquierda de volante porque de derecha jugaba Sidney Govou.

Cuando me tocó llegar a México nuevamente con Monterrey, (Víctor Manuel) Vucetich me puso de volante porque ya se empezaba a jugar en México con dos extremos. Si bien, en algunos momentos he jugado adelanto, ya no era el mismo como el de Cruz Azul; no tenía la misma explosión.

 

JC: ¿Qué te pedía Vucetich?

CD: Me pide que juegue de volante porque se jugaba de otra forma; con dos extremos. Yo jugaba por derecha, Neri Cardozo por izquierda y un nueve de área que era (Aldo) De Nigris. El “Chupete” (Humberto) Suazo jugaba detrás de De Nigris. Entonces ahí podía jugar tanto como por abajo con el “Chupete” como arriba con De Nigris, había cosas para hacer ahí (risas).

César Delgado y Víctor Manuel Vucetich

JC ¿Dónde te sentíais más cómodo? ¿Libre o por las bandas?

CD: Me sentía más cómodo como lo hacía en Cruz Azul porque no tenía obligación de defender. No tenía obligación de ocupar la posición para defender porque donde terminaba la jugada volvía por ese lugar. No era lo mío.

 

JC: En tus inicios en Rosario Central, coincidiste con César Luis Menotti, ¿qué recuerdas del “Flaco”?

CD: Acá en Rosario yo era muy pibe todavía. El “Flaco” te sacaba toda la presión, porque acá había mucha presión porque el equipo no ganaba, el club estaba en unas situación muy comprometida tanto en lo económico y por los promedios. Recuerdo que cuando él llegó ganamos seis partidos seguidos, después no ganamos más y se tuvo que ir pero… el “Flaco” tiene esa forma de ver el futbol que te quita la presión…

Es un tipo que sabe cómo hablarle al jugador y cómo sacarle esa presión. Son muchas cosas, en el día a día, que uno va aprendiendo con el “Flaco”: de espalda se juega a un toque, no remates por rematar, siempre la pelota para definir es un pase a la red…

Pero lo que más destaco es su forma y su manera de ver el futbol y su manera de expresarse. Cómo lo hace: con amor, que ya no es con pasión, es más con amor, y eso es grandioso como lo hace.

 

JC: ¿Cómo era en los entrenamientos?

CD: Él no era tanto de lo táctico y esas cosas, era más de jugar bien al futbol, de tratar bien la pelota. Era más de toques y arreglar algunos movimientos en algunos entrenamientos…pero era más que nada eso: de jugar al futbol, de sumar toques; sumar, sumar, sumar la mayor cantidad posible y era lo que siempre nos hacía ver o entender. En algunos momentos paraba los entrenamientos, decía: esto está bien, esto mal, por acá sí, por allá no…

Cada entrenador tiene su librito y con cada uno de ellos me ha tocado aprender mucho.

 

JC: ¿Cómo te sentías en ese juego de mucha posesión de Menotti? ¿Tenías libertad en el último tercio?

CD: Sí, me daba libertad. A mí me tocaba entrar en el segundo tiempo. Era suplente porque había otros jugadores, yo iba comenzando, era pibe. Pero siempre me daba esa libertad de jugar adelante y las veces que me ha tocado entrar siempre me ha tocado anotar un gol con Menotti.

Tenía esa libertad de jugar libre adelante, porque en aquel momento no existía tanto lo táctico en Argentina. A lo mejor algunos entrenadores sí, pero Menotti te daba esa libertad que te estoy mencionando. No me pedía nada del otro mundo

Cesar Luis Menotti en el Estadio Azul

JC: En Cruz Azul tuviste diferentes entrenadores, ¿hay alguno que te haya marcado?

CD: El profe (Enrique) Meza cuando llegué. Cuando llegué lo veía muy parecido a Menotti. Se lo dije también a él, que su forma de ver el futbol era muy parecido. Fue lo primero que le dije al “Ojitos”.

Nos pusimos a charlar, que él también lo veía de esa forma: tratar bien la pelota, mucha circulación, muchos pases… fue el primer entrenador que tuve en México.

Yo le dije: esto es escuela de Menotti (risas).

Después tuve a (Rubén Omar) Romano, (Isaac) Mizrahi…que también me han ayudado mucho y he aprendido. De cada uno siempre agarra algo y le deja una enseñanza.

JC: A nivel selección, con el combinado argentino tuviste de estratega a Marcelo Bielsa tanto en Juegos Olímpicos como en selección mayor. ¿Qué recuerdas de esa etapa con el “Loco”?

CD: Loco Bielsa es un sobredotado del futbol. Está en todos los detalles, jugada por jugada. La pelota debe caer en el lugar que dice él…

Mucha táctica a la hora de enfrentar a un equipo, muchos movimientos para poder llevarlo a cabo después en el partido. Con el tiempo uno se da cuenta que eso lo haces después de un partido de futbol libremente y sale solo porque ya lo habías adquirido en la semana o lo trabajaste durante mucho tiempo con Bielsa. Lo hiciste sin pensarlo, sin queriéndolo hacer.

Sinceramente yo le aprendí mucho de Marcelo Bielsa, de lo táctico, de jugar de volante, cosas que yo en su momento, cuando llegué a Cruz Azul, era un jugador “tirado a la cancha”. “Andá y jugá de delantero”. Después con el tiempo fui aprendiendo cosas con Marcelo y los técnicos que me ha tocado en Cruz Azul también.

Marcelo Bielsa con la Selección Argentina

JC: ¿Era muy obsesivo Bielsa?

CD: Sí, como decís vos, obsesivo. Cada entrenamiento era un partido oficial, porque quiere que salga todo a la perfección. Si teníamos que hacer un trabajo tenía que salir bien y si no salía bien, había que volver a repetir hasta que saliera bien y ahí recién terminaba la práctica. Una vez que salió bien el entrenamiento era repetición y repetición de movimientos; mover la pelota a un lado a otro… Movimientos que después en un partido de futbol lo hacés sin darte cuenta que lo habías entrenado. Cada entrenamiento con Bielsa era un partido oficial.

Después te mostraba los entrenamientos, los movimientos que hacía uno. Era todo explosivo todos los trabajos de Bielsa. Es como decís vos: es un obsesivo Y así eran los entrenamientos. Todos los días era un entrenamiento nuevo y aprender cosas nuevas. Y depende del rival que te tocaba la táctica era diferente. Los movimientos también eran diferentes. Pero todo tenía que salir a la perfección para poder terminar los entrenamientos. Eran todos a morir.

No podías no meter la pierna en un entrenamiento de futbol. Eran entrenamientos a ganar el partido porque eran entrenamientos cortos. Imagináte que los entrenamientos que hacíamos de futbol no creo que llegaran a durar más de diez minutos…. Porque, no había córner, no había lateral, no había nada. Era presionar y atacar; presionar, atacar. Creo que habremos hecho así miles de veces.

 

JC: ¿Había algo en lo que puntualizaba Marcelo contigo?

CD: No, no era de hablar mucho personalmente con cada uno. Si bien, sabía que tenía que hacer cada jugador en su posición, no le pedía al jugador hacer esto, aquello…simplemente pedía respetar los movimientos dentro de la cancha. Sobre todo lo que más pedía era la presión y no dejar de correr. Te permitía equivocarte, errar un pase, permitía que te equivocaras, pero que no dejes de intentar y que no dejes de correr. Era la clave.

Con él es todo intenso, ¿me entendés? Podía jugar un partido horrible, mal, pero si corriste, metiste, trabaste y fuiste útil al equipo ya con eso estabas del otro lado (risas).

Marcelo "Loco" Bielsa con el combinado argentino

JC: Comentas que aprendiste en los regresos defensivos, ¿qué más aprendiste de Marcelo?

CD: El tema de lo táctico, la táctica. Más allá del regreso, de los movimientos dentro de la cancha. Yo fui un jugador siempre “tirado a la cancha”. Nunca aprendí el tema táctico. Fue lo que más aprendí porque no tenía ni idea, era la realidad. Yo solía jugar de delantero y nada más.

Después con el tiempo fui adaptándome a los movimientos que hay que hacer dentro de un campo de juego. Tampoco es una gran cosa pero yo no lo sabía. Me fui adaptando, la fui aprendiendo, la adquirí y la llevé a cabo en todo mi último tiempo que me tocó jugar en Francia y en Monterrey.

 

JC: ¿Te comenzó a gustar lo táctico con Bielsa?

CD: No, no, nunca me gustó pero era importante para el equipo porque había un orden, había algo que te llevaba a jugar de esa forma: el rival, pero nunca me ha gustado. Lo aprendí por necesidad misma, porque el futbol fue cambiando, bueno después, con el tiempo te das cuenta que la mayoría de los equipos hoy en día juegan como lo hacía Bielsa hace veinte años. Y todos han adquirido esa forma de jugar.

Hoy te pones a revisar cosas y escuchar, y hasta Guardiola le vino a pedir una charla a Bielsa. Hoy Guardiola dice que es el mejor técnico del mundo que hay, que es Bielsa. Entonces… algo debe saber el loco (risas).

En aquella época ya se jugaba con dos extremos y hoy juegan todos así de la forma que lo hacía Bielsa.

 

César al hablar es lo contrario a su versión en Cruz Azul. Pausa, descansa, se toma su tiempo.

A media plática mi cabeza hizo un retroceso y pensó: caray, estoy preguntando cosas de hace casi dos décadas.

El “Chelito” agradece la llamada, se la ha pasado riendo con sus respuestas que ponerle “risas” a cada una habría sido repetitivo.