La noche del 30 de mayo de 2021 quedará eternamente grabada en la memoria del aficionado cementero. Casi 24 años de sequía en liga para Cruz Azul, sumado a desilusión tras desilusión, finales perdidas en agonía y el sufrimiento de recuerdos que invadían la cabeza cada que se acercaban los minutos finales.

Pero la espera terminó al fin, el Coloso de Santa Úrsula, el lugar que vio nacer la grandeza de Cruz Azul, fue testigo de cómo se levantan los ídolos, cómo el rugir de 20 mil puede hacerse sentir como el de millones y de cómo un equipo se reencuentra con su historia. Jonathan “Cabecita” Rodríguez, a pase de Yoshimar Yotún, mandó guardar la pelota al fondo de las redes sepultando fantasmas y maldiciones, curando viejas heridas, todos a una sola voz con un grito que llevaba ahogado en la garganta más de dos décadas.

Un hombre es el máximo responsable de tal hazaña, y ese Máximo es Reynoso. Juan que llegó entre una tormenta fue quién puso la calma. De quién no se esperaba nada terminó dándolo todo. El principio fue cuesta arriba, los primeros dos juegos perdidos, contra Santos y en casa contra Puebla. Después llegó el primer triunfo, colgado del travesaño, pero Escobar dio el gol de último minuto para derrotar a Pachuca y de ahí fue todo victoria.

Pasaron Querétaro, Necaxa, Tigres, Toluca, León, Mazatlán, Pumas, Monterrey, Atlas, Juárez y Chivas. Todos ganados, algunos sufridos como Toluca o Juárez, pero al final Cruz Azul siempre superó los obstáculos. Este equipo rompió el récord de victorias consecutivas del club y empató el mismo de la Liga MX con 12 triunfos al hilo. Ningún aficionado celeste había visto un Cruz Azul tan ganador.

Siguieron una victoria más contra San Luis y dos empates contra América y Tijuana para terminar como líderes el mejor torneo de la historia contemporánea del club. Se rompió el récord de puntos en torneos cortos con 41 unidades. Además, Cruz Azul fue el equipo con la mejor ofensiva, 26 dianas en 17 jornadas y solo 11 goles concedidos en todo el certamen, lo que significó ser también la mejor defensiva.

Ya en liguilla, La Máquina volvió a probar la derrota, 3 meses después, en el Nemesio Diez. Pero para la vuelta los de Reynoso se repusieron y ganaron 3-1 un partidazo en el Azteca. En semifinales se vieron la cara con Pachuca, los Tuzos venían de hacerle 4 goles a Chivas y 3 al América en Hidalgo. Cruz Azul salió 0-0 de visita y cerrando en casa ganaron 1-0. Las puertas de otra final se abrieron, la séptima vez que Cruz Azul intentaba coronarse campeón de nuevo. En frente un equipo que ya le había arrebatado la gloria en 2008, Santos Laguna.

A pesar de que el equipo de Guillermo Almada había perdido un solo juego en casa, Cruz Azul logro sacar ventaja 0-1.  La vuelta era el juego importante, donde había que consumar el gran torneo, donde los celestes habían dejado ir el título antes. Un golazo de Valdes empató el marcador global y puso a temblar a los aficionados cementeros, parecía que la historia se repetía. Sin embargo, el segundo tiempo Cruz Azul se sacudió los miedos y recordó porque estaba ahí, por ser el mejor equipo del Guardianes 2021. Al minuto 51’ “Cabecita” anoto el gol más importante de Cruz Azul en 20 años y a partir de ahí a sufrir.

Dicen que cuando mueres ves tu vida pasar frente a tus ojos, el aficionado celeste murió un poco durante esos segundos finales. Pasaron frente a sus ojos tantas otras finales perdidas, resultados infames y partidos que parecían imposibles de perder. Todo el sufrimiento de largos años de espera para escuchar ese silbatazo final que parecía nunca iba a llegar y gritar ¡Cruz Azul campeón de liga!

Y no había mejor manera de conseguirlo que esta, de la mano de quien levanto la copa en el 97 y llegó como técnico a romper la sequía. Hoy el futbol sonríe, pues si alguien merecía el título era Cruz Azul.