(4) Tampa Bay Lightning 1-0 Montreal Canadiens (1)

Tampa Bay Lightning lo ha conseguido, gana la Stanley Cup por segunda vez consecutiva, una hazaña que solo Pittsburgh Penguins había alcanzado desde que empezara la restricción del límite salarial en 2005, y con ello cimentan una dinastía que empezó su camino con aquel subcampeonato en 2015 que ahora nos parece lejano.

Una copa que se ha conseguido gracias a una victoria en la que Tampa, tomó buena nota del último partido jugado en Montreal, y combatió el fuego de los canadienses con fuego, una presión en zona neutral y un forecheck, aderezado con un festival de hits por ambas partes, que hicieron que los tiros sobre las porterías de Price, principalmente, y Vasilevskiy, fueran tan forzados que apenas supusieran problemas para ambos guardametas.

Un esquema de partido con el que se consumió el primer periodo y la primera mitad del segundo. Hasta que a los trece minutos de ese periodo intermedio, llegó el gol en una jugada que hizo honor al partido en el que se estaba produciendo. Una melé en la valla en las cercanías de Price, acabó con el disco en la posesión de Tampa Bay, que con dos pases acabó llegando a un Ross Colton que robó la cartera por completo a Edmundson y Price para marcar.

Un gol que por la circunstancia y momento del partido, por no hablar del lenguaje corporal de los Habs, que ante el tanto vieron como sus miradas y gestos bajaban hacia el hielo, olía a "GWG".

Ese gol de ventaja permitió a Tampa que a partir de entonces solo se jugara a los que los Bolts quisieron. Primero con un desarrollo de partido similar al que se había desarrollado hasta entonces. Y en la última parte recogiendo velas y usando un esquema que ya habían utilizado con anterioridad, recogiendo velas, presionando en su propio hielo para salir lanzados al contraataque para dar la puntilla a los Habs.

Ni Tampa Bay consiguió aprovechar las oportunidades, sobre todo con portería vacía, ni Montreal consiguieron cambiar los guarismos del marcador, de hecho los últimos segundos de partido, con el disco alejándose lentamente del hielo de Tampa Bay, levantaron el rugido de la afición local, y con el cero en el reloj cascos, guantes y sticks volaron para celebrar que la Stanley Cup no iría a ninguna parte fuera del sur de Florida.

Este cerrojazo final, esa portería inmaculada que guardó Vasilevskiy durante 60 minutos, fue el factor definitivo para convertirse en el jugador más valioso de los playoff, y llevarse a casa un Conn Smythe que llenará el vacío de un Vezina que esta temporada escapó a las manos de Marc-André Fleury.

Dos trofeos que podrían haber sido incluso tres, de no haberse cruzado en 2018 con esos Columbus Blue Jackets de "copa o muerte" que Jarmo Kekkalainen construyó en los despachos para que lo dirigiera John Tortorella, que en esa ocasión le comió la tostada a un equipo que reventó récords en esa temporada regular. Ahora toca a Julien BriseBois disminuir en lo posible los sacrificios al tope salarial para seguir siendo los grandes dominadores de la NHL.