Luego de unos días de lluvia volvió a salir el sol en la Ciudad de Buenos Aires, era un jueves por la tarde y de cara al evento próximo de Nickelodeon, Obras se encontraba con mucho movimiento. La gente iba de un lado al otro arreglando detalles en el estadio. Juan Pedro "Pipa" Gutiérrez llegaba cruzando la Av. Del Libertador con sus auriculares. Con sus 2.04 me saluda y debo hacer puntitas de pie. Nos sentamos al sol en uno de los canteros de obras y comenzamos a charlar.

El Pipa, cuando era chico, no tuvo en su mente el sueño y el deseo indiscutido de ser un deportista profesional, de ser un jugador reconocido en el mundo del básquet. Su primer acercamiento a una cancha fue a los 7 años: “De chico practiqué todos los deportes habidos y por haber. Pero en primer grado me enfermé de hepatitis. Fue justo cuando se estaba jugando el Mundial del 90 acá en Argentina; me levanté de la cama cuando me curé y le dije a mi viejo que me lleve a jugar al básquet, me llevó ahí al club y empecé. Mientras tanto yo seguía con otro deporte.

Con la continua recreación deportiva no estaba en su mente una carrera deportiva, es más cuando lo llamaron por primera vez luego de una prueba en Obras su respuesta fue: “De entrada yo dije que no, que no quería. La idea mía era quedarme en 9 de julio estudiar una carrera algún día y hacer una vida normal, no quería vivir del básquet”. Pero al poco tiempo los caminos de la vida le dieron la posibilidad de tomar la decisión. “Un día fui a entrenar en mi club, en mi pueblo y no juntábamos 10 para entrenar, el club eventualmente iba a terminar dando de baja la categoría y ahí yo me iba a quedar sin jugar; y bueno le dije a mi viejo que veamos la manera de que yo me venga para acá, que estaba abierta la posibilidad”.

Mientras que llegar a Buenos Aires, conocer los espacios, hacer amigos, entrenar, estudiar y sobre todo disfrutar se le hizo fácil. El primer paso de Argentina a España fue difícil. “Al principio me costó mucho deportivamente, el nivel era muy alto, yo sentía que no estaba preparado y como no era feliz adentro de la cancha, me costaba ser feliz afuera”. Pero con el tiempo encontró su comodidad y esos 6 años en Europa encontró una tercera casa.

¿Por qué tercera? La primera es 9 de julio, donde nació, se crió con su familia y tiene sus amistades. Pero la segunda indiscutidamente es Obras Basket. Desde el momento en que llegó al club, durante la entrevista y hasta que se fue lo pude confirmar. En todo momento cada persona que pasaba lo conocía, obviamente por que es el “Pipa” Gutiérrez, pero a su vez el los conocía a ellos, a todos les devolvía un saludo con su nombre y un gesto.

En sus 7 temporadas en la Liga Española, seis en Granada y una en un segundo viaje con el Canarias; Juan confirma la diferencia entre ambos torneos. “Hay algunos puntos en común en cuanto a la forma de juego. Pero en cuanto a organización, previsibilidad, estabilidad, todavía estamos muy lejos de eso. Creo que tenemos una liga relativamente joven, nueva, que tiene mucho por crecer y por aprender”.

Si bien afirma que en ambos lugares el básquet son familias chicas, lejos de igualar al mundo futbolero, marca una diferencia muy interesante: “En Argentina viajábamos en colectivo 15 horas y vamos todos tomando mate, charlando, jugando a las cartas. Allá no viajas en colectivo o si viajas 3 horas no habla nadie con nadie, van todos con los auriculares, van pensando en el partido”.

Con un gran paso por la selección en sus años de carrera, aún recuerda la primera convocatoria que le hicieron. “Fue justo antes de los Juegos Olímpicos de Atenas, para un Sudamericano. Se armó una selección alternativa, yo estaba entre los convocados, me imaginé que sería tan solo una convocatoria de sparring, entrenamiento y ya está, no creía estar a la altura de la selección”. Cuatro años después formó parte de los 12 jugadores que obtuvieron la medalla de Bronce en Pekín 2008.

Deportivamente fue el momento más maravilloso de mi vida. La importancia que le dan los Juegos Olímpicos al deporte y el deporte a los juegos, el hecho de estar en la otra punta del mundo, pero tener a mi hermana en la tribuna. Nada, fue un momento muy feliz, muy lindo”.

Entre otros torneos también fue uno de los ganadores del Oro en en el Sudamericano del 2008 y del la Diamond FIBA de ese año, primer puesto en Mar del Plata 2011 y Sudamericano 2012. “Veo los logros de la Generación Dorada como algo alucinante, algo que quizá dentro de nuestra realidad fue un poco una casualidad. Pero que obviamente todos disfrutamos muchísimo. Para mí fue un privilegio enorme haber siquiera compartido algunos entrenamientos”.

A dos años de su retiro debido a una fuerte lesión en su cadera izquierda que lo molestó en las últimas temporadas, declaró: “Extraño siempre, todos los días. Más que nada porque tengo 34 años y si no fuese por mi lesión estaría jugando, siempre ilusionado de poder estar en la selección y de obviamente competir día a día; eso es lo que más extraño”.