Ancelotti llegó al club blanco con la vitola de ser un técnico que se adapta a sus jugadores en lo referente al modelo de juego y sistema a utilizar. Si al técnico italiano se le da una plantilla con jugadores potentes físicamente, de carácter defensivo y con delanteros rápidos armará un equipo defensivo y jugará a la contra, si le das jugadores ofensivos, técnicos y virtuosos con el balón practicará un fútbol ofensivo.

A su llegada a Madrid, Carletto sabía que tenía una plantilla como la última; con jugadores ofensivos, de mucha calidad individual, con un centro del campo con jugadores de un marcado carácter creativo y un club en el que solo ganar no vale, con un público exigente con respecto a la vistosidad del juego de su equipo.

En su presentación, Carlo ya dejó claro que el modelo de juego que iba a utilizar sería uno ofensivo. Dicho esto, el siguiente problema al que se enfrentaba el ex del PSG era referido al sistema a utilizar. Por un lado podía dar continuidad al 4-2-3-1 utilizado por Mourinho en los últimos tres años en el club blanco. Por otro lado, tenía la opción de usar uno de los sistemas que mejor rendimiento le ha dado en su carrera como entrenador, un novedoso (en España) 4-3-2-1, su famoso ‘árbol de navidad’.

Finalmente el entrenador italiano optó por comenzar sus andaduras como técnico blanco con el 4-3-2-1. Este fue el sistema que utilizó en pretemporada, aunque también probó el 4-2-3-1 el que más usó fue ‘el árbol de navidad’.

4-3-2-1 en ataque, 4-4-2 en defensa buscando la mejor posición para Ronaldo

Ancelotti inició su andadura como técnico blanco con su 'árbol de navidad'

En ataque el Madrid se dibujaba en sus inicios en torno a un 4-3-2-1. Ancelotti comentó en las ruedas de prensa de los meses de verano que quería encontrar la posición idónea para Ronaldo, su mejor jugado. Con este sistema el técnico italiano pretendía que en ataque Cristiano estuviera más cerca del área, por lo que centro su posición, pero a la vez quería que tuviera espacio, por lo que las bandas las ocupaban los laterales de forma que al no haber un jugador de medio campo en esa zona el portugués se podía abrir. En defensa, cambiaba a 4-4-2. Ronaldo se soltaba y quedaba arriba con Benzema, sacrificándose Ozil, que tapaba banda derecha.

Otra de las ideas que se pueden sacar de los primeros onces de Ancelotti son las siguientes. Por un lado quería presencia en campo rival de los laterales (con el 4-3-2-1 las bandas eran para ellos). Por otro lado se comenzó a ver la importancia de Modric en este nuevo Madrid. El croata comenzó jugando de pivote (Xabi estaba lesionado), rindiendo muy bien, siendo el faro del equipo, el hombre que iniciaba las jugadas y por el que pasaban todos los balones en las transiciones defensa-ataque. También jugó algunos minutos como interior, pero fueron muchos menos.

Finalmente también se pudo apreciar el ideal de Ancelotti de jugar con tres hombres en el centro del campo; un pivote y dos interiores. En esos inicios Modric era el pivote y tenía a sus lados como interiores a Isco (que jugó mucho ahí), a Khedira y a Di María (que finalmente ha acabado la temporada jugando y rindiendo muy bien ahí).

En cuanto al modelo de juego Carlo solía usar en las primeras partes un equipo muy ofensivo (con Modric, Isco y Di María en el centro del campo, con Ozil y Ronaldo de mediapunta y Benzema arriba) intentando siempre sacar el balón jugado desde atrás, madurar la jugada y avanzar mediante pases cortos. Un modelo de juego basado en la posesión, que cambiaba ligeramente en las segundas partes con la entrada, sobre todo de Khedira. En esta ocasión Ancelotti echaba el equipo un poco para atrás y buscaba salir a la contra.

(Las bandas eran para los laterales (1), Modric era el faro, el pivote (3), Ozil y Ronaldo jugaban centrados por delante del trivote (2), Benzema (4) buscaba zona para recibir).

Primer sistema, primeros contratiempos

Ronaldo no rendía jugando tan centrado dentro del 4-3-2-1

El equipo ganaba sus partidos de pretemporada, Isco, Di María, Modric o Khedira estaban muy integrados en el 4-3-2-1, pero el jugador clave del equipo no. Ronaldo no estaba cómodo en esa posición tan centrada que le quitaba metros para llegar desde atrás, para explotar su potencia y velocidad. El portugués recibía casi siempre de espaldas y así no podría aprovechar sus mejores virtudes. Ozil tampoco a gusto, al contrario que Cristiano por jugar demasiado tirado a banda y por tener mucho trabajo en defensa.

Comienzo de liga con 4-4-2 que no dio buenos resultados

Tras jugar casi toda la pretemporada con un 4-3-2-1 Ancelotti optó por usar un 4-4-2 en sus primeros partidos oficiales como entrenador blanco, pero el sistema no funcionó. Colectivamente el equipo se partía mucho, no aportaba seguridad ni fiabilidad defensiva y la circulación de balón, esencial en el modelo de juego que pretendía implantar Carlo, era muy lenta. La presión se hacía a veces arriba, otras en medio campo y otras se replegaba, con el balón en los pies no se sabía bien qué hacer con él, una veces se corría otras se optaba por atacar en estático.

El 4-4-2 no dio resultados. Ronaldo seguía incómodo y el equipo se partía

Individualmente el sistema perjudicaba a varios jugadores. En el medio campo solían salir de inicio Khedira y Modric. El croata actuaba más retrasado, ejerciendo de faro para sacar el balón jugado, pero estaba muy alejado del área. El alemán por su parte no tenía la libertad que él necesita para soltarse en ataque, pisar zona de tres cuartos y así rendir al 100%. Como el equipo se rompía, Carlo optaba por coaptar sus subidas. Otro hombre desubicado era Isco. El malagueño es un jugador polivalente que se puede adaptar a varias posiciones, y una de ellas es la banda izquierda, lugar desde donde arrancaba, pero con libertad ofensiva. El problema venía a la hora de defender, y es que en ese apartado el andaluz sufre, pues no es un jugador físico ni el típico jugador de banda de ida y vuelta. A pesar de que ese aspecto lo ha mejorado mucho con el paso de los meses, al principio no era eficiente en ese apartado. Por último el jugador más importante del equipo, Cristiano Ronaldo. El portugués, dentro de ese sistema, era delantero y pese a estar más cerca de la portería rival no es una posición en la que se encuentre cómodo ni rinda al 100%. Al portugués le ocurría lo mismo que en pretemporada, cuando también jugaba más centrado en el 4-3-2-1, no es su mejor ubicación de partida. Él necesita espacios para aprovechar su velocidad y potencia, también jugar cara a portería, y no de espaldas como exige muchas veces esa posición. El luso se ha destapado como el mejor jugador del mundo arrancando desde la banda izquierda, llegando al área y no estando en ella.

El 4-3-3 y la vuelta de Xabi mejoran el juego

Dos fueron las claves para que el equipo blanco experimentara una mejora sustancial del juego, se asemejara más a lo que Ancelotti quiere que sea su Madrid y encajaran mejor los jugadores merengues. Por un lado un cambio de sistema, del 4-4-2 al 4-3-3, por otro el regreso de Xabi Alonso tras sus lesiones veraniegas y de principios de temporada. Con este esquema el Madrid comenzó a jugar mejor, y sobre todo a defender mejor. Xabi era el faro del equipo, y tenía a sus lados a Khedira y Modric. Ambos no solían pisar zona ofensiva con el anterior esquema, pues eran los únicos centrocampistas, pero con Alonso todo cambiaba, ya tenían un escudero que guardara sus espaldas y les diera libertad para subir. En esa tesitura, tanto el alemán como el croata comenzaban a mostrar su mejor versión. Khedira tenía libertada para llegar, para ser ese centrocampista de permanente ida y vuelta. Luka por su parte tenía menos responsabilidad en el inicio de la jugada y sus regates y conducciones para superar líneas rivales tenían menos riesgo de pérdida. Cristiano Ronaldo también se vio muy beneficiado, ya que escoró un poco más su posición y arrancó desde donde más le gusta: el costado izquierdo.

La lesión de Khedira provoca otro cambio: 4-2-3-1

El Madrid comenzaba a jugar mejor, tenía equilibrio, ganaba sus partidos y el juego se asemejaba cada vez más a las ideas de Ancelotti. Pero antes de llegar a asentar el sistema Khedira cayó lesionado y la falta de otro interior en la plantilla hizo que Carlo optara por cambiar de nuevo el sistema, apostando por un 4-2-3-1. Esta disposición volvía a meter a Isco en la pomada, regresaba al 11 y lucía, aunque de manera irregular, un buen nivel. Xabi y Modric ocupaban el doble pivote e Illarramendi les daba descanso. Todo parecía ir bien, pero llegó ‘el caso Di María’. El argentino salió del 11 de manera injusta y cuando exhibía un altísimo nivel con la llegada de Bale. Con el galés sano el rosarino iba al banquillo. Ancelotti no quería tener a un jugador de su calidad descontento y lo probó como interior, volviendo al 4-3-3 y sacrificando a Isco. Durante la etapa del 4-2-3-1 el Madrid frenó su progresión ascendente que llevaba en cuanto a vistosidad del juego, pues el apartado del equilibrio ya estaba solucionado con la vuelta de Xabi.

Vuelta al 4-3-3 y comienzo de un Madrid brillante y constante

Ancelotti dio con la solución a todos sus problemas con la vuelta al 4-3-3. Di María, a un gran nivel y que tuvo que salir del 11 para que entrara Bale, encontró su sitio en el equipo como interior, el equipo ganó equilibrio, cada vez se generaban más ocasiones y se concedían menos, el juego ganó en vistosidad y efectividad, Bale y Ronaldo jugaban en sus mejores posiciones, detrás de Benzema había espacio para que el francés se descolgara y para que Di María y Modric se soltaran. Los seis jugadores de arriba jugaban en las posiciones que más rendían, comenzaban a brillar al son del equipo y el Madrid parecía dar, por fin, una imagen de equipo, un equipo sólido atrás y excepcional arriba.

En el aspecto más individual, hablando de posiciones en general o jugadores de forma específica también hubo un gran cambio en muchas líneas y futbolistas desde que comenzó la temporada hasta ahora. Muchos jugadores se han ganado la total confianza de Ancelotti, otros cuentan poco y algunos permutan en el puesto rotando cada varios partidos. Este último caso es el más particular. Casillas y Diego López, Carvajal y Arbeloa o Varane con Ramos y Pepe han rotado siempre que han estado disponibles para el técnico blanco. También Coentrao ha entrado en alguna rotación con Marcelo cuando el luso no ha estado lesionado.

Los rendimientos individuales y también separados por líneas han sufrido una gran evolución con el paso de los meses, al igual que el equipo, asentándose todo en torno al 4-3-3.

4-4-2 ante rivales que te quitan el balón

​La baja de Ronaldo y las características del Barça hicieron que el Madrid cambiara a 4-4-2 ante el Barça

El equipo rendía y brillaba en torno al 4-3-3 con el que el Madrid de Ancelotti despegó, pero el técnico italiano no las tenía todas consigo. El sistema le funcionó ante prácticamente todos los equipos con los que el Madrid jugaba, y es que el conjunto blanco era superior a sus rivales y mediante la posesión los terminaba de machacar. El problema vino de cara a la final de Copa. Carletto tenía dos inconvenientes: cubrir la baja de Ronaldo y hacer el equipo más consistente atrás, porque tarde o temprano el Barça te quita la posesión y con solo tres jugadores en el centro del campo el equipo queda muy expuesto. La solución a ambos problemas fue el cambio de sistema a un 4-4-2. Dicho sistema tenía varias ventajas: por un lado era más eficaz defensivamente, pues aunaba cuatro jugadores en el centro con dos interiores que se cerraban para ayudar a Modric y Xabi. Por otro permitía salir rápidamente a la contra y aprovechar las carencias del rival, el Barça. En esa tesitura Bale estaba fresco para el ataque (jugaba de delantero y no tenía exigencias defensivas), Isco entraba en el once y demostraba tener nivel de sobra para jugar de titular, Di María seguía rindiendo a un gran nivel y la pareja Modric-Xabi daba recitales.

El sistema funcionó, el Madrid fue superior al Barça y ganó la Copa del Rey y Ancelotti volvió a demostrar que es un técnico camaleónico y que es capaz de adaptarse a la perfección a las características de sus jugadores y también a las de sus rivales, descubriendo carencias en ellos y aprovechándolas.

4-4-2 y exhibición ante el Bayern, el Madrid se agiganta

El Bayern de Guardiola es un equipo con el mismo modelo que el Barça, toque, toque y más toque.  El Madrid ha jugado toda la temporada con un modelo parecido, pero más vertical, pero ante los alemanes, al igual que ante el Barça, Ancelotti vio que iba a ser difícil disputarle la posesión, por lo que repitió el 4-4-2. El Madrid pasó por encima del último campeón de Europa, del todopoderoso Bayern de Pep Guardiola. Esta vez el delantero que acompañó a Benzema fue Ronaldo y el centro del campo fue el mismo que ante el Barça (en la vuelta entró Bale en banda por Isco), brillando y dando una lección de fútbol al continente.

4-3-3, 4-2-4 y 2-4-4 de la Final de Champions

Ancelotti se adaptó al partido y fue artífice de la victoria con sus cambios de sistema

Ancelotti tenía otra piedra de toque, la más grande de todas, ganar al Atlético y conquistar la Décima. El italiano, sabedor de que el Atlético le iba a dar la posesión apostó por el 4-3-3 que tan buen resultado le había dado en los últimos meses de la temporada y con el que goleó al equipo rojiblanco en la Copa del Rey (en semifinales). El Madrid salió de inicio con dos interiores ofensivos y tres delanteros con poco trabajo defensivo, cinco jugadores claramente de ataque. El plan era el ideal, pero la defensa atlética hacía que no fuera suficiente. En ese punto, en el minuto 60, Ancelotti reaccionó y volvió a acertar con sus decisiones tácticas. Dio entrada a Isco y Marcelo, abrió a Di María a la banda al comprobar el peligro que creaba desde ahí y convirtió el 4-3-3 en un 4-2-4 que por momento fue un 2-4-4 súper ofensivo con el que tratar de igualar el marcador. Desde esos cambios el Madrid mejoró considerablemente, metiendo al Atlético atrás y rozando el empate en varias ocasiones, hasta que lo consiguió. La prórroga, con el Atleti fundido, fue casi un paseo para un Madrid que fue muy superior y acabó goleando y alzándose con la Décima, mérito tremendo mediante de la pizarra de Carletto.